sábado, 11 de agosto de 2007

Darse un capricho o varios



Ha sido entrar y no resistirme. En menos de un cuarto de hora y con la tienda ya cerrada me había comprado una cámara nueva. Y eso que he salido de casa sin ninguna intención, aunque ya tenía ganas desde hacía una temporada.
Todavía no me atrevo ni a mirar a la que ha sido relegada. Han sido cuatro años de fieles servicios, que le han llevado a rodar de un bolso a otro, conviviendo con migas y restos de cereales. No me extraña que la pobre diese tanto grano! Espero que lleve su jubilación con entereza.

Además, como creo que el orden es la segunda causa de las guerras, matanzas y otros males de la humanidad -después del complejo de inferioridad y justo antes de la impotencia- se seguirán mezclando aquí imágenes sin que vengan mucho a cuento, unas de hoy mismo y otras de vete a saber cuando... algunas simplemente imaginarias.

Nueva camarita para jugar, silenciosa y pequeña. Estáis avisados que luego no quiero lloros...

1 comentario:

Anónimo dijo...

No me fío ni un pelo, que eres un rato peligrosa y mas con una camara en la mano. juas juas