
Las normas de urbanidad exigen estar siempre limpia en caso de atropello. Hoy desde un octavo piso, con un ventanal más grande que la torre de control de Noain, hemos visto como la ciudad encierra peligros sin fin, autos que van como locos, chicas que pierden el bolso en caso de choque y municipales que manejan muy bien la escoba. Todo eso mientras comíamos, entre dos, un helado de frutas del bosque para familias numerosas y yo tomaba apuntes sobre por qué diez minutos es un muchísimo tiempo si pretendes hacer televisión. "¿Y siete y medio?"..."Qué nooo". Menuda escaleta!
Por eso, después me he ido de rebajas a ese gran almacén. No vaya ser que al cruzar a destiempo un paso de cebra me pillen con una braga del chino y mi tripita de osa a punto de reventar, llena de moras heladas e ideas locas. Proyecto Arandano ya tiene su primer encargo. Qué bien nos lo vamos a pasar!!!
(Oye que otros se llaman Algas y yo no digo nada)