Los sesenta no solo tuvieron lugar en la perfida Albion, en la Francia pequeño burguesa flaneuse, en la Italia que soñaba con Capri y veraneaba en Ostia o en los apartamentos de Palma de Mallorca. Más allá de las fronteras unidireccionales, entre los muros del colectivismo más uniformador, con guitarras que pensaban en cirílico, en algunos rincones las máquinas de coser recogían las faldas, añadían chorreras para en la camisa de los domingos, o convertían viejas colchas en vestidos de cocktail. No era solo cuestión de moda. Eran pequeñas revueltas cotidianas ante el tedio de un trabajo previsible y obligatorio, de unos discursos vacíos, de un control obsesivo y castrante. A veces simplemente un detalle de color en medio de un uniforme puedo permitir conservar la cordura. Qué se lo digan si no hoy en día a las iranís!
Pero incluso pasado el tiempo, la melancolía tiene un saborcillo picante y las letras dedicadas a los heroes de la patria, hmmmm, hacen soñar con marineros en camiseta de rayas y aliento de vodka. Cantemos caramadas a la gloria de la mayor disidencia: no dejar de ser uno mismo. Así caigan y se construyan los imperios. La tiranía es fea por naturaleza.
El grupo se llaman The Singing Guitars - Поющие гитары y la canción es una classical russian song Polyushko-Pole. Recorded in 1969. Esta fue la primera banda de rock reconocida oficialmente en la Unión Soviética. No es extraño que no se pudieran despeinar demasiado.
Polyushko-pole, polyushko, shiroko pole,
edut po polyu geroi,
eh, da krasnoi armii geroi.
Devushki plachut,
devushkam sevodnya grustno,
milyi nadolgo uehal,
eh, da milyi v armiyu uehal.
Полюшко-поле, полюшко, широко поле,
Eдут по полю герои,
Эх, да красной армии герои.
Девушки плачут,
Девушкам сегодня грустно,
Милый надолго уехал,
Эх, да милый в армию уехал.
Edita Pieha. Nacida en una pequeña ciudad minera en Francia y de origen polaco, se convirtió en una de las cantantes soviéticas más famosas en los sesenta, quizá por su aspecto elegante y un poquito juguetón frente a las matronas y recias jóvenes trabajadoras que cantaban a pleno pulmón aires revolucionarios. Frescas, alegres sus canciones eran como un rallito de sol sobre el permafrost.
Además, había todo un submundo underground que no quería convertirse en el hombre nuevo, llama eterna ardiendo por el amor al Pueblo-Estado... quizá todavía se encuentren por ahí sus huellas, aunque sea en un resto de papel pintado en una pared de Odessa.
miércoles, 19 de diciembre de 2007
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