Y no es para menos con tanto ruido, olor a vino, guiris despistados que se paran a mirar qué pasa, y corredores entrenados que al final tropiezan. Para muestra un botoncillo. Madrugamos, vamos, subimos, vemos y disparamos. Es como un tiro a pichón o un safari fotográfico, donde solo los participantes pueden ser devorados. Unicamente lanzamos salvas digitales que apenas hacen clack clack clack -cuando no se atascan o se meten pensativas en un buffer- Y los cornudos, ilesos, siguen tan pichis, corre que te corre, sin saber que solo avanzan hacia la muerte. Antes o después de la merienda, pero muerte a fin de cuentas.
Estos son los retratos de los condenados. Tan guapos, pelo brillante con sus caracolillos y hocicos nerviosos, volando, lanzados a la carrera.
Toros de Conde de la Torre. Primer encierro 7 de julio. Pamplona. Los dos mozos terminaron en el hospital, uno de ellos herido de consideración.
(Intentaré incluir las fotos del encierro día a día en www.bertabernarte.com pero hoy me ha dado un problemilla)
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Plaza del Ayuntamiento
lunes, 7 de julio de 2008
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