viernes, 12 de octubre de 2007

En el tren de juguete

El talgo no se jubila. Continúa circulando con sus remaches metálicos, su rojo desvaido y su aire de vaciones de la infancia. No es que sea lento, los satélites no mienten, ha superado en algunos momentos los 160 kilómetros por hora. Simplemente es que le gusta llegar a su destino por el camino más largo, para permitir que en el trayecto olvides casi todo. Así cuando te bajas arrastrando la maleta, eres ya una persona diferente: paciente, relajada, ajena a los vaivenes del mundo,incluso zen. Otros para conseguirlo tienen que hacerse de una secta. Eso es, cuando menos, mucho más caro.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

JA JA y además llega a Barcelona, para que luego digan.

Bueno bueno, Berta muy guapa y Luis, sin salir de la estación ya tiene esa cara de relajo total...

Besazos.

Anónimo dijo...

se os ve estresados

Anónimo dijo...

Por cierto, el vídeo de fantastic plastic tal... ¿eso era mi casa o qué?