
Pero picada por el gusanillo de tener una cámara digital y tirar de una vez los carretes, metimos a la vieja IXUS en el bolso... a fin de cuentas ya tuvo su oportunidad, no podíamos hacer nada más. Como estaban ya todas las tiendas cerradas corrimos hasta ese almacén grande que parece un rallador de queso y que ella odia especialmente. Y oppsssss, otra compra exprés, que hoy Mane salía para Berlín. Una IXUS 850 nuevecita que cabe en una cajetilla de tabaco hermana gemela de la mía. Ahora las dos están recorriendo un barrio lleno restaurantes hindús y turcos mientras escuchan hablar en alemán. Mane sonriente y su cámara también. Un besazo. Pásatelo como nunca.

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